El congreso fundacional de la UGT, en agosto de 1888, en Mataró (Barcelona) no es solo obra de la iniciativa de aquella épica Sociedad Arte de Imprimir. También es decisiva, entre tantas, la participación de sociedades de albañiles, estuquistas, picapedreros, marmolistas, ebanistas y silleros.
Es evidente que la evolución tecnológica de la industria de la edificación y de obras públicas, en el siglo XIX, contribuye también al nacimiento del movimiento obrero industrial.
Por eso, la historiografía de FEMCA arranca ya de aquellas secciones del sector de construcción y similares que desde 1888 hasta 1903 van creciendo progresivamente en torno a la UGT. El 30 de mayo de 1903 constituyen ya una fuerza tan importante como para crear la Federación Nacional de Sociedades de Obreros Albañiles de España. A finales de 1904, se organizan a escala nacional los canteros y marmolistas. También van engrosando sus filas los embaldosadores, mamposteros, peones camineros y poceros. En otro sector afín, crecían en afiliación los obreros de la madera.
Las sociedades de Obreros Albañiles y Similares forman el núcleo principal de lo que sería, a partir del 5 de septiembre de 1921, la Federación Nacional de la Industria de la Edificación. El nuevo organismo ingresa inmediatamente en la Unión General de Trabajadores. Se trata de agrupar en el seno de la Federación Nacional a todas las secciones de oficio de carpintería, mampostería, pintura, albañilería y afines. Culmina así un proceso organizativo de los trabajadores de este sector industrial que comienza en las mismas raíces del movimiento obrero en España.
Estas organizaciones superan las crisis cíclicas del sector gracias a ser pioneros en el mantenimiento de cajas de resistencia, cobertura por accidentes de trabajo, incapacidad profesional y defunción.
Los afiliados a la sociedad de albañiles de Madrid “El Trabajo”, por ejemplo, pagaban una cuota superior al resto para cubrir la acción sindical y las luchas laborales, además de promocionar suscripciones voluntarias para edificar la Casa del Pueblo, la Mutualidad Obrera de la UGT y otros proyectos colectivos.
Los afiliados iban mejorando así en cuanto a la asistencia que recibían del sindicato y su implicación más allá del ámbito laboral en el área editorial, cooperativismo, mutualismo, cultura y deportes.
Gracias a esas aportaciones, además de la propias publicaciones como “El Trabajo” o “La Edificación” se fomenta “El Socialista”, periódico portavoz del PSOE y de la UGT que, en 1913, pasa de semanario a diario. En 1926, la Federación de la Edificación impulsa las cooperativas de viviendas basadas en la legislación de Casas Baratas, fomentadas por la UGT.
Como el resto de sociedades y federaciones nacionales de la UGT, la afiliación, actividad y lucha sindical en el sector de la Edificación alcanza su apogeo durante la II República española de 1931 a 1939, siendo también muy importante su participación institucional.
La guerra y los años de dictadura destruyen las estructuras. Los militantes supervivientes en el exilio, similar al resto de federaciones de industria se articulan en torno a los Secretariados Profesionales de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) creada tras la II Guerra Mundial. La UGT constituyó, en agosto de 1945, el Secretariado Profesional de Edificación y Madera que agrupaba a los trabajadores exiliados del ramo de la construcción, madera y obras públicas, continuación en el exilio de la Federación Nacional de la Edificación. Reconocido por la Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (FITCM) desde 1963, participó en todos sus congresos y estableció relaciones con las federaciones de la construcción de los principales sindicatos europeos.
Paralelamente en España, bajo la represión de la dictadura franquista funcionaron organizaciones clandestinas que acabaron coordinándose en la década de los 70 a través de un Comité Nacional de la Construcción de UGT. Inmediatamente después de que la UGT celebrase en abril de 1976 su XXX Congreso en Madrid sin sindicatos libres legalizados en España se organizó un congreso de reconstrucción de la estructura nacional y se nombró una Comisión Gestora de la Federación Nacional de la Construcción de UGT para coordinar a los sindicatos locales y provinciales del ramo. El proceso culminó el 20 de abril de 1979, en Madrid, con la celebración del VI Congreso Nacional de la Federación Estatal de la Construcción, Madera, Cerámica y Cemento que recupera, tras 49 años, la tradición de la Federación Nacional de la Edificación de UGT. Poco más de un año y medio después, el 3 de octubre de 1980 en Fuengirola se celebró el VII Congreso en Fuengirola de la que pasaría a llamarse definitivamente Federación Estatal de Madera , Construcción y Afines (FEMCA).
A partir de aquí se consolida dentro de la UGT un sindicato reivindicativo que tiene que afrontar las dificultades de un sector muy atomizado en pequeñas empresas con el agravante de la subcontratación.
La firma y desarrollo de un Convenio General estatal, la lucha contra la siniestralidad laboral en el sector y la creación de la bipartita Fundación Laboral de la Construcción son las características más destacables de este periodo.
FEMCA en el XII Congreso, celebrado en Gijón del 28 al 30 de mayo de 1998 se disuelve para fusionarse, en el mismo lugar y fecha, con la Federación Siderometalúrgica de UGT.
Ambas organizaciones caminarían juntas desde ese momento creando la Federación de Metal Construcción y Afines de UGT (MCA-UGT).